En los últimos meses, asturianos y asturianas hemos podido observar como el turismo ha ido creciendo. Sin ir más lejos, el verano pasado, visitando Cudillero, pudimos conocer de primera mano cómo se las apañan en un pueblo de menos de 5.000 habitantes para acoger a cerca del millón de visitantes cada año, habilitando un bus lanzadera para que los coches puedan aparcar en el parking de un polideportivo a nada más y nada menos que media hora caminando del propio puerto.
El atractivo de la región astur es innegable, buena comida, increíbles paisajes; un estilo de vida sin comparación… «La tierrina» ha pasado de ser un secreto muy bien guardado a un destino deseado tanto por turistas como por nuevos residentes, y, bueno… lo entendemos.
Esto, por supuesto, tiene sus ventajas, como la reactivación de la economía, un área en la que la región ha tenido que enfrentarse a distintos retos en los últimos tiempos. Aunque, por otra parte, se presentan otros tantos desafíos. Las preguntas que se vienen a la cabeza son múltiples, ¿quién va a cuidar de la naturaleza?, ¿nos va a pasar como a otras regiones en las que los naturales han tenido que irse desplazando a las afueras?, ¡¿Gijón es el nuevo Madrid?!
Ya os habréis dado cuenta del amor que tenemos por este lugar, pero intentaremos ser más objetivos. Vamos a analizar qué es lo que está pasando realmente para que más y más personas estén poniendo sus ojos en Asturias.
¿Por qué Asturias?
En primer lugar, el cambio climático es una realidad. Cada verano es más insoportable que el anterior en zonas con climas más extremos. En el norte llueve, por supuesto, pero también puedes estar en la calle a las 3 de la tarde y no morir en el intento.
Por otra parte, son evidentes las oportunidades que ofrece el teletrabajo en cuanto a movilidad. Las grandes ciudades, con sus frenéticos ritmos de vida y precios imposibles, ya no son necesarias. Ahora puedes tener una vida conectada, profesional y plena… sin renunciar al verde, al aire puro y a los ritmos pausados del norte.
Y, por último, por supuesto que nos parece de un atractivo excepcional que en el mismo día puedas hacer senderismo en los Picos de Europa y por la tarde a tomarte una cervecita al sol con vistas al mar Cantábrico. Eso sin mencionar la cultura tan rica y variada de una región tan pequeña y su gastronomía sin igual.
Todos los motivos anteriores hacen que Asturias sea un lugar muy atractivo para personas en busca de vivienda, segunda residencia o incluso para inversores.
Los datos
En datos: en octubre de 2024, Asturias registró un aumento del 26,6% en la compraventa de viviendas en comparación con el mismo mes del año anterior, situándose como el cuarto mayor incremento entre las comunidades autónomas. Lo que antes era simplemente un destino para escapadas rurales, hoy empieza a perfilarse como lugar de residencia habitual.
Asimismo, desde una perspectiva profesional, también se está convirtiendo en una buena alternativa de inversión respecto a zonas ya saturadas como la costa mediterránea. Cada vez más inversores están interesados en reformar propiedades rurales para alquilar como vivienda turística o apostar por modelos como el «coliving», más enfocados en el teletrabajo y el bienestar.
El potencial de revitalización de la economía local y la vuelta a la vida de los entornos rurales que esto conlleva es enorme, pero claro, la moneda tiene otra cara.
Las últimas noticias son preocupantes. El año pasado, Gijón registró una subida del 19,4% en el precio de la vivienda de segunda mano, llegando a los 2.496€/m2, lo que dificulta el acceso a la vivienda para residentes locales.
Aparte de lo económico, la pérdida de la cultura y la autenticidad es otro de los puntos que puede preocupar profundamente a los locales. Por ejemplo, el lugar antes ocupado por el Teatro Arango, en la calle la Merced de Gijón, fue rehabilitado en el año 2018 para convertirse en un Burger King, y lo que antes era una cafetería “de toda la vida” ahora es un Starbucks. Esto, per se, no es malo (los tiempos cambian) pero evidencia un problema: la planificación responsable es necesaria. Estrategias de apoyo al comercio local, normas estrictas de conservación de la naturaleza… Debemos conservar lo que nos hace especiales para poder compartirlo.
La conclusión
En conclusión, la tendencia es muy positiva, sobre todo en una región que enfrenta desafíos tanto económicos como demográficos, aunque es importante mantener el sentido común. El desarrollo sostenible es posible a través de políticas públicas valientes que protejan tanto a la población local como a nuestra tan querida naturaleza.
Asturias es sinónimo de vivir en el paraíso. Disfrutemos todos de nuestra querida región y no la convirtamos en algo nuevo.